lunes, 29 de diciembre de 2014

el futuro ya está aquí

Hace tiempo que no regreso por este blog... pero es que poco vislumbro El Dorado, al menos desde que abandoné Bolivia. Y tampoco es que lo hallase por aquellas tierras de apparátchik rampante e indigenismo mal digerido. El caso es que mientras me planteo si lo dejo o no lo dejo, como Albet Plá a su novia terrorista en aquella canción, me viene hoy la gana de dedicarle unas palabras como imprecaciones o unos exabruptos como verbos, que al caso es lo mismo. Al final hay música (si es que los duendes cibernéticos me lo han permitido), que es lo importante.

Al tema:

Buscar trabajo vía internet, agotados ya los ilusorios recursos de amistades y conocidos bien o decente o medianamente situados, es trabajo arduo. Tanto que se me atrasa la hora de la comida, y me alimento tarde y mal, por falta de tiempo y carencia de recursos. Afortunadamente existen las latas, los envasados, pero requieren su tiempo para quien carece de pericia en la apertura de aceros inoxidables sin que estos oxiden de plasma la palma de la mano.

Por eso llego tarde al telediario. Así que, no hay más remedio, sintonizo TVE 24 horas. Aún así, sigo llegando tarde, tal que a las "noticias" de sociedad que advierten a los televidentes de los peligros que conllevan las copiosas ingestas navideñas. Escucho a una entrevistada, ducha en el tema: "Es malo darse el atracón, porque luego en un par de meses viene, por ejemplo, una boda, y a ver qué haces". El vértigo informativo del noticiario no da tregua, y nos desplaza hasta Sevilla, donde podemos comprobar el duro trabajo de los funcionarios encargados de que, en la última noche del año, todo funcione como es debido (como Dios manda, dirían otros) en las multitudinarias fiestas de la idiocia y el despilfarro. Escucho: "Borrachos acabarán todos, lo importante es que encuentren bien señalizado el camino hacia el exterior". Bien, bravo por las medidas de seguridad, es bueno evitar incidentes, incendios, desgracias, lamentos. Sin dar resuello a la respiración pasamos a los deportes... ¡albricias! La solidaridad del español de a pie queda fuera de toda duda, ya que se anuncia un partido de fútbol para luchar contra el ébola. Cómo combaten tal enfermedad jugando al fútbol no lo explica el reportero de turno. No alcanzo, por tanto, a comprender el solidario acto, sólo me llega la verbal metralla de agasajos al fichaje, por el equipo patrocinador del evento, de un deportista al que mucho añoraban sus huestes. No, el citado futbolista no jugará en dicho encuentro, pero es la noticia. Escucho: "La verdad que su regreso al equipo es el mejor regalo que podríamos haber tenido estas navidades". No sé si los enfermos de ébola lo apreciarán en igual medida. 

Consumidas ya las tres sardinillas con tomate o nitroglicerina (vaya usté a saber), aún me resta algo de tiempo para disfrutar de las últimas imágenes (las más impactantes, asevera la severa comentarista) del año, tomadas por drones, una especie de aparatos que vuelan sin piloto. O sea, como los avioncitos de plástico modélicamente decorado que los aeromodelistas de mi infancia hacían surcar los cielos por autocontrol, o en ese plan, disculpen mi desactualización. El caso es que dichos aparatos no sólo sirven para espolvorear racimos de muerte sobre poblaciones moribundas, no. Ttambién sirven para grabar ensoñadoras imágenes de video desde los cielos, ¡oh! 

Que ya no hacen falta científicos lo deja claro la noticia de las copiosas ingestas. Que están de sobra los encargados de democratizar la cultura es evidente ante la segura borrachera de las fiestas de fin de año. Que la solidaridad es nueva medalla que colgar en la solapa, ya lo han dicho entre líneas los que acudirán al partido de esta tarde. Que la pericia de fotógrafos y cineastas nada puede ante la grandeza tecnológica lo evidencian las apabullantes imágenes de los drones.

El telediario finaliza con una de esas imágenes captadas por drones que, no entiendo aún muy bien por qué, sobrevuela un cementerio. Debe ser que los muertos se ven mejor desde el cielo, o que ahora somos los vivos quienes ascendemos al cielo de los cristianos... o que sólo nos queda soñar con la muerte para grabar imágenes aéreas cual ángeles en retirada de la vida y sus tentaciones. 

Pienso, por último, que tal vez el periodismo ya no sea cosa necesaria, y que la palabra perdió su verbena de sentido, hace tiempo, en las festividades de lo vacuo. Así que mejor dejo de escribir y doy buena cuenta de la botella que tenía reservada para fin de año.

Salud y feliz año... ¡bienvenidos a 2015!
                                                
                                             feliz año by enrique bunbury on Grooveshark