sábado, 28 de febrero de 2015

los poetas suicidas

Retornar a ese espacio de caducidades impresas y esperanzas gotelé que he decidido llamar hogar, y encontrar, agazapado en la oscuridad sepia y vermú de domingo precoz del buzón, un poemario exquisitamente impreso, que grita Ventajas de estar en la ruina... es ahí cuando uno se plantea si es mejor abrir la puerta del 2ºD o correr hacia el bar más cercano.

Me tomo mi tiempo, sólo para despues tomarme el último trago de Johnnie Walker Black Label (benditos amigos de un servidor y del trago largo), entro en facebook, por no leer libros y por perder rostros, husmeo aquí y allá, me aburro, hasta caer arrodillado ante la certeza inabarcable de poetas a quienes nadie querrá leer esta noche.

Uno pasa la vida juntando letras por ver si hace rebaño de Belleza en las veredas ausentes de tinta de la madrugada, y siempre acaba vencido descubriéndose eso mismo: un estúpido juntaletras.

"La red", siempre alerta, tan a menudo imbécil, me descalabra los sentidos con una pedrada que lanza el poeta Javier Vayá:

MENSAJE DE DIOS

Hoy recibí un mensaje de Dios
escribía recto
con renglones torcidos
de modo que lo envié
a la carpeta de SPAM.
Junto a la Viagra a buen precio
junto a la rusa que quiere conocerme
junto al prodigioso alarga-penes
junto al príncipe nigeriano desesperado
junto a las ofertas falsas de trabajo
junto a la oferta inigualable
de todas las compañías telefónicas
junto al método infalible para hacerme rico
junto al crédito inmediato
junto al aviso importante del Santander
junto a tus saludos desde el extranjero.
Pensé que allí se sentiría como en casa.
En el maldito paraíso.
Y vi que estaba bien.

... me asusta sentirme tan cerca de Dios, por un momento, en el maldito paraíso... y es que acto seguido me sumerjo en el poemario furioso del insobornable Emilio Losada para sorprender la certeza:

UNA DEL OESTE

Le pregunté a la librera:
¿Dónde está la poesía?

Unos segundos de incertidumbre
y las carcajadas se nos empezaron a caer de la boca. 

... y me carcajeo sabiendo que Poesía sois vosotros, hermanos...

Y es que pocas veces la noche está dispuesta a regalarte caramelos de envoltorio amargo y delicado interior violeta.

¡Juntaletras!... mejor suicidarte, como hacen ellos cuando se cuelgan de un verso que a mí, lo lamento, me queda demasiado alto... eso me repito mientras sonrío y certifico que aún existen los poetas, y me enorgullezco gritando en voz quieta que sí, que yo aún puedo escuchar sus versos de cerveza caduca y espuma breve... la vida te de sorpresas, que dijese aquel otro a quien no es momento de contradecir.

Tal vez Dios y la Poesía habiten el mismo limbo de disparos contra el propio pecho y exilios sin documentar. ¡Salud!