Escribí el texto que sigue a raíz de la publicación de una canción que he podido ver nacer, crecer, desarrollarse y llegar a no pocos oídos. Sí, ni puedo ni deseo negarlo, formo parte del proceso, formo parte de la esperanza que anida en esta canción. Lo lamento, no estoy yo para falsas y estúpidas modestias y (ya lo dije) no me debo al público que no tengo. Así que: gracias a Makka por su latido de ritmo y abrazo, gracias a Favio por su voz de fulgor desnudo y crudo ensueño, gracias a Solange Molina por su pincel de verbo y belleza y su sonrisa de pureza y dignidad, gracias al resto de chicos de la Fundación enseñARTE (Performing Life) de la que me alegro de formar parte, gracias a los compañeros que hacen posible que el sueño aún esté al alcance de la mano...gracias a los poetas que sostienen entre sus dedos de tinta y grafía, cada día, ese estallido de futuro que nos reventará la inconsciencia
La poesía es un arma cargada de futuro
Gabriel Celaya
Ya
nos sorprendió el joven MC Makka con
su anterior larga duración, un artefacto musical y lírico que desmembraba
barreras demostrando que la música no debe encerrarse en estrictos patrones
estilísticos o verbales. Claro, hablo de MÚSICA con mayúsculas, no de simple entretenimiento
vacuo.
Nos
lo advirtió con el primer “aperitivo” de ese fastuoso banquete que promete ser
su próximo larga duración. Y ahora este segundo “aperitivo” que ya podemos
considerar, sin temor a equivocarnos, como “entrante” en toda regla. Decía
Makka, en el primer tema al que aludimos, que Eres Tú La Luz, y con este nuevo pedazo de sonora realidad ilumina
sin olvidar que también hay, siempre, otro que, decididamente, puede ser La
Luz.
Queremos enseñARTE, cantan en la voz de Makka miles de
niños que viven y trabajan en las calles de este mundo que pretendemos
aséptico, ordenado, correcto, coherente. Y nos lo demuestran, verdaderamente
esta canción es una deliciosa enseñanza para aquel que ande presto a prestarle oídos
y sentimientos.
Inicia
esta primorosa oda el desfile melancólico de unas notas de piano en las que la
irrupción de la voz de caverna amable de Makka despliega las consecuencias de
un cañonazo de luz. Al poco, tras una mesiánica pero sincera declaración de
intenciones, la voz de Favio, uno de
tantos jóvenes de infancia secuestrada y madurez prometedora, comienza a
recoger los pedazos de incandescencia para dar forma a un fantasioso vehículo
que nos transportará hacia el reino perdido de la esperanza. Luego rapea el
poeta para recordarnos que esa esperanza anida en cada uno de nosotros y que,
caso de desearlo, también podríamos ser, cada uno de nosotros, La Luz.
El
músico alicantino, haciendo gala de la profunda humanidad que supuran cada una
de sus letras, autoafirmando su intención de iluminar las tinieblas en que,
gustosamente, se sumerge una gran porción de esta tarta amarga que es hoy la sociedad, nos regala una grabación sorprendente por su feroz y urgente lirismo
y, de paso, da cabida en esa esfera mágica que parece su música a la verdadera
voz de la calle. Él mismo asume que desea enseñarnos el nacimiento de una flor.
Y la vemos nacer, y la escuchamos crecer.
Queremos enseñARTE es el título de la nueva canción de
Makka, una composición que atraviesa fronteras de incomprensión y desprecio
para regalarnos la voz de uno de los numerosos jóvenes que, pese a no haber
atravesado aún el difuso contorno de la madurez, ha vivido ya las numerosas
tropelías a que se ven expuestos los niños y adolescentes que, a lo largo y
ancho del mundo, se ven obligados a vivir y trabajar en las calles. Makka
escuchó la voz de Favio, gracias a la Fundación
enseñARTE (Performing Life), una organización sin ánimo de lucro que lucha para
que los jóvenes de que hablamos puedan construir un mejor futuro, con el ARTE
como única e ¿inofensiva? artillería. A partir de entonces, asegura, soñó con
que este chico pudiese tener las mismas oportunidades que él había gozado. Así
que contactó con la citada Fundación y comenzó a preparar la grabación que hoy
tenemos la fortuna de escuchar.
Permanece
en boga, desde ya demasiado largo tiempo, en los cultos círculos del tiempo
libre y la mesa bien dispuesta, la dialéctica entre la obligación o no del
artista de ser portavoz de las injusticias que carcomen la sociedad.
Lastimosamente esta querella intemporal suele arreciar cuando el artista de
marras es ya consagrado y tiene una cierta edad que se supone debe darle perspectiva.
Makka, aún pendiente de su consagración musical, aún lejos de alcanzar la edad
aposentada de muchos creadores, toma partido desde el inicio de su carrera, y
lo hace por los desfavorecidos, los de verdad, no los que no pueden salir a
cenar fuera el fin de semana, sino los que desconocen el significado del verbo cenar.
Michael Jackson aulló We are the world junto a una serie de rutilantes estrellas de la
canción popular, pero nosotros, los que vivimos a pie de calle, nunca nos pudimos
sentir identificados con su solidario mundo de oropel y condescendencia.
Nosotros somos la calle y soñamos con que el arte irrumpa en los callejeros de
nuestras ciudades para tornarlas más amables, y la mejor manera de hacerlo nos
la enseñan Makka y Favio, de quienes, caso de ser, por ejemplo, el malogrado
Jackson y su colega Stevie Wonder
podríamos leer, en los rotativos y las cibernéticas páginas de la comunicación,
que han compuesto el verdadero himno de la esperanza que ven ahogada entre
ignominias y avaricias demasiados miembros de nuestra sociedad.
Gracias
por querer enseñarnos.
Ya sólo falta escuchar, aprender, y comenzar a ser La
Luz.
http://fundacionensenarte.bandcamp.com/track/queremos-ense-arte
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te escucho...