lunes, 8 de enero de 2018

en otra galaxia...

En un lejano 2013 celebraba el 66 cumpleaños de David Bowie con mi primera publicación en la prensa escrita boliviana, concretamente en el suplemento cultural Escape. Aún recuerdo la emoción de ver mi nombre junto al de mi amado alienígena decorando los quioscos... imbécil vanidad, queda claro, pero emoción que nadie me quita como humano que soy y aún sigo siendo. En aquella publicación plasmé un esbozo lo más aséptico posible del hombre de las estrellas o, al menos, del que a mí me descubrió que no hay estrella más cercana que la que refulge a tu lado: en la cama, en la calle, en el cargador de carne indolente del suburbano, qué sé yo.

Años después, cuando Bowie decidió abandonarnos, una publicación me propuso ampliar el texto y darle un carácter más emocional, menos "periodístico". Dicha publicación quería el texto de gratis (hablo de una publicación española, obvio) y a mí no me apetecía ni regalar ni entrar de nuevo en la vida de alguien tan amado. Me resultaba demasiado doloroso (y demasiado poco oneroso). Hoy comprendo que el texto debía quedar así, porque Bowie, tal vez, como habitante de otra galaxia, sólo esté de regreso en la misma, esparciendo su espíritu francés ante quienes como aquí, en el planeta Tierra, añorábamos su regreso. Y es que Bowie siempre regresa porque nunca se ha ido.

Breve y absurda intro para quien tenga ganas de acometer el texto de marras y de cuya publicación no dejaré de agradecer a ciertas personas, entre ellas Mabel Franco (te debo un abrazo) y Gemma Candela (te debo un abrazo y varias cervezas, sí, lo sé, que ahora es posible)... lo dicho: gracias... y: feliz cumpleaños mi amado alien!






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