miércoles, 20 de octubre de 2021

liturgia del desorden (y 2)

Tu ausencia es una cosa que pesa como plomo
Tu ausencia es una cosa dura como metal
Tu ausencia es un enorme barranco a que me asomo
sin tacto sordo ciego igual que un mineral.

Félix Grande



Caen derrotados los calendarios
y mi rostro se inquieta contemplando
cómo en mi cuello crecen grietas
que tú recorres con labios descalzos, 
pasando de puntillas
sobre los besos sin verdad y las noches sin daño,
haciendo orfeón de saliva
en la dermis que antaño fuese
guarida y pretil del engaño


Caen derrotados los días
mientras tu aliento esquiva
los senderos sin esquina
que hicieron día en las noches
en que tu voz no hizo nido,
y en la eclosión de mi vientre
cuando desprecia la esgrima
de sudores que no entienden,
mordiscos huérfanos de diente
y miradas buril que ignoran
la existencia y la semilla
solo por no darle alcance
o alcanzarla ya sin vida


Caen doblegados mis músculos
cuando aún te cantan y anidan
gritándote y reclamando
tu brutal locomoción sin freno,
tu fiebre sin enfermería


Cae la noche y sé que cae
porque te mira
con su ofuscación de luna torpe
y sus latidos de pez sin vida,
cual memoria del desperfecto
en que rotura tu ausencia
como un sembrar sin semillas

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