Contra el silencio este manto de monarca giboso y desterrado que no sabe morder las esquinas de su reino exhausto: como una canción de amor tartamuda de oídos y dígitos. Un envoltorio celofán y una arritmia cúrcuma destreza destrozada contra el delantal.
de Naufragio en el Gálata |
Y el silencio ya nunca más y ya nunca más el miedo, te escucho, mientras hacen redil de arteria estas rodillas que le escarban al parqué maneras de madre tierra.
Mira, escucha: mira, te digo, mira cómo se retuerce el frío ahí afuera. Será, acaso, que busca tus músculos cuando con ellos tañes las cuerdas de todos los ocasos. Melodía de sierpe. Recorrido de notas rotas que brotas entre mis dientes. Muerde. Araña. Escupe. Vierte todos los silencios para que hagan caudal en que se reconduzca mi suerte. Es más que un deseo. Porque, como dijo el Poeta, me va la vida en ello.
Pero aun así, a pesar de las evidencias, tengo planes para abril como tienen planes de caudal lluvia serena profusa verde imposible rendida los brotes y esquejes de la brisa antigua que naces para saberte existir. Así, mis arritmias ya brotan raíces de sueño en que abril sea buen momento para celebrar el nacer del Universo mientras desenvuelvo un paquete de regalo bajo el que alguien sabio escribió que ya no hay necesidad de cercenar el tiempo.
Lo que hay en mis oídos me va a enloquecer... aquí, en la sed mortal
yo abrazo el vértigo y el salto
ResponderEliminarcoloso y desbocado
desbocado: dónde mi boca dónde el bocado que no se atraganta de exceso porque excederse es lo único que no le está vedado
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