No me cuides de la realidad, que todo lo que de ella intuyo ya lo conozco y es feo y erróneo y lo que no conozco será igual o más destrozo. Que vine a edificar, no a derruir, ni siquiera a mí mismo. Si de verdad lo deseas, cuídame de los días en que la luz se niega a hacer acto de presencia, de esos calendarios que son noche tiritando sin el termostato de tus vértebras y cascabelean cadenas que desprecian la luz estallando en tus tobillos para amarrarse a los pies de todos los fantasmas disfrazados de perros del averno. Cuídame de los fantasmas, amor, que la realidad acecha como una jungla de flechas sin punta mojada en curare. Cuídame de los espectros del salón sin luz de fiesta, y extiende ante mí el universo para que este niño huérfano de cumpleaños juegue otra vez a desmontar el Lego en que danzan frenéticos todos los planetas que se saben estrellas aunque se nieguen a serlo. Cuídame del cordero disfrazado de duda contoneando caderas de interrogación que nunca se desnuda. No me cuides de la realidad, que esa ya la conozco, y hoy la conozco más, y es como los noticiarios y decidí hace tiempo que no me interesa.
Durante el rodaje de «Madrid-Cochabamba» (José Ramón da Cruz) |
Siempre más
ResponderEliminarCuidameelalmaamal🍃
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