qué barbarie de prolegómenos
nos trajo el verbo, qué reptil
de fósforo jugando a lo eterno
qué cosecha de versos que nadie entiende,
perdida su rima en nuestras lindes
cuando yuxtapuestos
qué ensayo de Frankenstein este
desmembrarnos entre las encías
por nacernos hacia dentro
qué atropello de taxidermia
en la mirada, qué deflagración de aullidos
mordiéndole los labios al estruendo
qué conjugación lisiada, con este
múltiplo de probabilidades en que maridamos respiración,
logramos extirparle al tiempo
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te escucho...