a Sendoa Bilbao, que danza timbres vocales para rimar ritmos arteriales
¿Suena? Si no suena cuando caminas o tecleas, si no incendia las orillas de los adoquines bajo los que habitan las playas, si no derriba a la Rimbaud (Van Morrison mediante) un muslo británico tipo Birkin ni alas de colibrí amazónico inmortalizan las pestañas es que aún no lo has logrado.
¿Carencia? Pregúntale al yonqui. Pregúntale a Burroughs cómo diseccionaba los párrafos. Pregúntale a Bowie cómo lograba emularlo. Pregúntale a un dios disfuncional por qué se disfraza de beatitud nada beatnik tras comprobar cómo el mundo que intentó inventar queda en trazo. Pregunta sin intención de hallar respuesta y danza sobre el escenario de un teatro que perdió la orquesta como aquella estrella de mar un brazo. Vuelve a crecer, dicen. Eso aseguran. Quizá sea leyenda urbana. Quizá nadie sepa de la sal tallando sílabas a una escollera cuando los operarios se ven obligados a ocluir esclusas.
Driblamos el espanto aun sabiendo que quedaríamos tullidos. Este rincón es tu espacio. Aprende, despacio, a recuperarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
te escucho...