domingo, 16 de marzo de 2025

voz de arpegio

a Sendoa Bilbao, que danza timbres vocales para rimar ritmos arteriales


Dancen clarinetes y somnolencias en la desordenada Ciudad Lineal. O en la esquina de la 49 con Guadalajara, que no por inexistente es menos cierta ni deja de mentir sentencias de grafiti contra la herrumbre de orín en que el último perro vivo perdió su hocico buscándote. Noches de marzo que ya dobló el calendario y se retrasa porque aún no aprendió a danzar los dedos. 

¿Suena? Si no suena cuando caminas o tecleas, si no incendia las orillas de los adoquines bajo los que habitan las playas, si no derriba a la Rimbaud (Van Morrison mediante) un muslo británico tipo Birkin ni alas de colibrí amazónico inmortalizan las pestañas es que aún no lo has logrado. 

¿Carencia? Pregúntale al yonqui. Pregúntale a Burroughs cómo diseccionaba los párrafos. Pregúntale a Bowie cómo lograba emularlo. Pregúntale a un dios disfuncional por qué se disfraza de beatitud nada beatnik tras comprobar cómo el mundo que intentó inventar queda en trazo. Pregunta sin intención de hallar respuesta y danza sobre el escenario de un teatro que perdió la orquesta como aquella estrella de mar un brazo. Vuelve a crecer, dicen. Eso aseguran. Quizá sea leyenda urbana. Quizá nadie sepa de la sal tallando sílabas a una escollera cuando los operarios se ven obligados a ocluir esclusas.

Driblamos el espanto aun sabiendo que quedaríamos tullidos. Este rincón es tu espacio. Aprende, despacio, a recuperarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

te escucho...