asomarme al espejo
desde el que me mira
una sombra sin propietario
un títere cosido
con los hilos de los días
mordidos entre tus brazos
y descubrirme asaltando
la concupiscencia fría
del mueble bar en que se lamenta
una ninfa de hielo
que confecciona cócteles
de madrugada, tinta y fracaso
qué desechos, ahora, escogemos
de entre todos los minutos
en que tallamos heridas
jugando a engañar los sueños
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te escucho...