Tu deseo es una lluvia de flechas
Diego Vasallo
devoro el atardecer
soñando con un mañana
que ruge como un motor
gripado de distancia
y lágrimas mordisco en sal
hechas tempestad de piel sajada
la noche henchida de espinas
radiografía de un pez
que contra la mar
y su insensatez
boquea dragones de esperma
y lascivas ratas de saliva
en todas las mareas
que un día fueron salinas
cauterizándome el paladar
hambriento gourmet de saldo
atragantado de ocasos
en que la luz del sol
más que danza de fantasmas
solo es carencia de voz
de la fémina invertebrada
Reventados de luz y sal, siempre
ResponderEliminar