sábado, 26 de marzo de 2022
cuando los trenes de cercanías equivocan su itinerario
jueves, 17 de marzo de 2022
rueda, fortuna
domingo, 6 de marzo de 2022
de lo voraz y lo ingrávido
Hablan de guerras, los noticiarios. Hablan sin hablar, tartamudos de abecedarios y engreídos de moneda hecha sudario de niños fríos como calendarios arrancados a la baraja en que juegan póker los mercados.
Afuera, la respiración es un estanque sin peces deflagrado en CO2 a marchas forzadas respirado bajo mascarillas y máscaras que amartillan la sien de lo ingrávido.
Afuera, la realidad es una carcajada y un disfraz que te amamanta las pupilas para injertarles semillas de mar huérfano de algas, henchidas de rímel como cristal dispuesto a afilarme las pestañas.
Mugre y quebranto en mi llanto como adiós y furor en el canto de quien olvidó cantar porque desconoce qué cosa es el daño.
Y yo, ya, vislumbrado el ocaso, tengo preparadas las cadenas:
Piel de oso las recubre, no te dañaré, no temas.
En realidad acolché mi redil con papel de celofán, frenopático y cordel, y tampoco dañaré a este animal famélico, esquemático, en cuyo interior se asfixia el oxígeno buscando tu perfil.
A pesar de todo: por si truenan helicópteros, arrecia una DANA, los aeropuertos se duelen de bombardeos o tu piel pierde la mía en un desvelo de reloj sin madrugada:
aunque no me sirvan
la lengua que me fuerza:
pronunciar palabras más allá del miedo y contra los aviones hechos de lluvia hacia dentro por no deshacer los cordones del zapato que siempre dejas olvidado en el rincón de mis infartos:
seguro de revivirte
triunfal en tu taconeo.
Eres el Aleluya en que se rompió Jeff Buckley y el sollozo en que se quiebran todos mis anhelos.
¿Me preguntas si lloro?
mira mi pulmón:
oscuridad, corrosión,
nervio, soledad,
nicotina y miedo.
miércoles, 2 de marzo de 2022
¿por qué los cangrejos caminan de lado?
¿te he dicho que se me duele el páncreas henchido de azúcares y aliento y que los alimentos se atrincheran esperando tu saliva como único alimento?
¿te he dicho que me escuece el hígado infectado de tus alcoholes como crines de rabia escanciadas en la batalla del tiempo que fue espacio en los orígenes del verbo?
¿te he dicho que mi piel se quiebra infartada de tu luz más alta que los 3.812 metros en que se acribillan de sueño sin infancia quienes sufren las orillas sin jazmín del lago Titicaca?
¿te he dicho que «quiero pasarla contigo» como un vals profundo a mil besos de profundidad y años luz de distancia de la realidad que me desguaza?
Toma este vals...