Por tus venas subo, como un can herido
que busca el refugio de blandas aceras.
César Vallejo
rueda, rueda, fortuna
mientras me escarbas la nuca alineando reptiles de saliva
en la línea de salida de todas las fantasías
que mataría por cumplir
pero siguen sin ser
y me invitan a cicatrizar silencios
de noches acodadas en la barra de un bar
en cuyo interior aún no me acierto
por más que dispense dátiles
que ya quisieran la leche de tus axilas
y copas adulteradas que pierden medida
en la línea de flotación de tus pupilas
mientras lamen mi aliento
para que las devore
incinerado en tu incendio
como susurro adobado
en asesinatos
de carmín que yo no quise, pero
sin querer, te pedí,
arrumbado en mi pánico
a los aeropuertos que viví,
como un punk que no quiso ser
más allá del '77
y decidió suicidarse en Putney Bridge...
y quién la detiene
y le impone
normas al universo
cuando la expansión es
la única ley que acato
y tu voz deletrea
todos mis verbos...
rueda, rueda, fortuna
y hoy enciendo la noche
solo por masticarte
el vértigo...
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te escucho...